El primer avión civil a reacción del mundo fue el británico DeHavilland Comet. Presentado en 1952, tuvo que ser retirado en 1954 cuando dos unidades se desintegraron en pleno vuelo. Se comprobó que el fallo podía atribuirse a la fatiga de los metales, pero poco después de su reintroducción en 1958, con un nuevo fuselaje, fue superado por el Boeing 707 y el Douglas DC8 norteamericanos, que tenían más capacidad, eran más rápidos y disfrutaban de mayor autonomía.
A fines de los años 50, la firma francesa Sud-Ouest presentó los primeros Caravelles de alcance corto y medio, que conocieron gran éxito. Mientras tanto, la Unión Soviética había seguido una línea bastante independiente de desarrollo con el Tupolev 114, que voló por primera vez en 1957 y que era por entonces el mayor avión civil de largo alcance del mundo. Sin embargo, surgieron graves problemas técnicos, sobre todo con las turbinas Kuznetsov.
Un problema fundamental en el diseño de este tipo de aviones es el calentamiento aerodinámico. Para superarlo, se desarrolló el fuselaje en sandwich, con el aluminio sustituido hasta cierto punto por otros materiales más resistentes, como acero o titanio.
Paralelamente se produjeron adelantos en el diseño de los aviones de propulsión a hélice. Entre los de mayor éxito figuró el Vickers Viscount con turbopropulsor, cuyo prototipo voló por primera vez en 1950 y fue comercializado en 1953.
Paralelamente se produjeron adelantos en el diseño de los aviones de propulsión a hélice. Entre los de mayor éxito figuró el Vickers Viscount con turbopropulsor, cuyo prototipo voló por primera vez en 1950 y fue comercializado en 1953.
Una variante del diseño de turbopropulsor es la unidad turbofan, en la que parte del aire absorbido pasa sin entrar en la cámara de compresión, lo cual da como resultado un funcionamiento más rápido y más frío. Estos motores resultaron ser muy económicos y relativamente silenciosos, para la nueva generación de los grandes aviones del tipo «jumbo», que aparecieron en los años 70. El máximo adelanto tecnológico en la aviación civil (aunque por desgracia muy poco afortunado desde el punto de vista económico) fue el Concorde, el primer avión supersónico de pasajeros.
Desarrollado inicialmente por Francia y Gran Bretaña, realizó su vuelo inaugural en 1969 y entró en el servicio regular en 1976. El temor por los daños que pudiera provocar su onda de choque y el deliberado obstruccionismo impuesto por otros países no tan avanzados en este sector de la tecnología limitaron las rutas sobre las que podía operar y socavaron su éxito comercial.
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